Anteriores

Gabriela Mistral: Hija de un pueblo nuevo

“Yo escribo sobre mis rodillas y la mesa del escritorio nunca me ha servido de nada, ni en Chile, ni en París, ni en Lisboa”, expresó enfática Gabriela una tarde de enero de 1938, durante los Cursos de Verano que se celebraron en Montevideo. En “Cómo escribo”, texto en el que aparece esta cita, Gabriela habla sobre su forma de escribir, su pasión por el lenguaje y su permanente tarea de corrección formal, en la que consideraba  el producto final como “versos bárbaros”. Ella había salido de “un laberinto de cerros” y de “ese nudo sin desatadura posible, quedaba algo, sea en verso o sea en prosa”, nos recuerda.

Este autoretrato de Gabriela muestra que no solo la poesía constituyó su aporte a la literatura, sino también su prosa, que jamás perdió el  vuelo metafórico y en la que se expresaron las preocupacio nes que profética y lúcidamente previó e indagó en su tiempo. Una escrutura que ahonda en problemas que aún están candentes y no resueltos, como la educación y la maternidad; las materias y los oficios; la religión y la política.

Critica y vital, anduvo por el mundo en misiones diplomáticas, que más de alguna vez le causaron serios problemas, por su lúcida crítica a la historia que le tocó vivir. Este fue su legado, que a través de sus papeles, grabaciones, cartas y poemas nos trae de vuelta su poesía y su pensamiento.

Esta exposición es sólo una pequeña muestra del material que llegó desde Estados Unidos en diciembre de 2007 y que actualmente es resguardado por la Biblioteca Nacional de Chile, a través de su Archivo del Escritor. Gracias a la perseverancia de los intelectuales, las autoridades que lucharon por su regreso,  y a Doris  Atkinson, una mujer generosa y lúcida, este legado permanecerá, definitivamente en Chile.

Critica y vital, anduvo por el mundo en misiones diplomáticas, que más de alguna vez le causaron serios problemas, por su lúcida crítica a la historia que le tocó vivir. Este fue su legado, que a través de sus papeles, grabaciones, cartas y poemas nos trae de vuelta su poesía y su pensamiento.

Esta exposición es sólo una pequeña muestra del material que llegó desde Estados Unidos en diciembre de 2007 y que actualmente es resguardado por la Biblioteca Nacional de Chile, a través de su Archivo del Escritor. Gracias a la perseverancia de los intelectuales, las autoridades que lucharon por su regreso,  y a Doris  Atkinson, una mujer generosa y lúcida, este legado permanecerá, definitivamente en Chile.