Una ventana visual hacia la espacialidad es la que abre la exposición “La impermanencia del todo” que presenta el destacado artista Patricio Toro en la Sala Viña del Mar, ubicada en la avenida Arlegui 683.
Entre las temáticas que aborda la muestra están los deshielos, las guerras y la crueldad contra los animales, a través de un lenguaje pictórico abstracto que es el que más le atrae a Toro.
“Yo pinto accidentes, esa es la verdad, yo tiro a la tela colores y de repente esos colores tienen una forma y yo la sigo, entonces soy el esclavo del accidente hasta que paro y ahí soy dueño de esa obra”, señala el artista y agrega “me interesa abordar la impermanencia de nosotros y de todas las cosas porque el ser humano es efímero y también todo lo que produce porque se destruye al final, lo que está aquí hoy día después desaparece”.
Otro aspecto que Toro valora es la capacidad de asombro de las personas, la que busca en su pintura mediante el efecto de repetición, “los seres humanos son repetidos y cada repetición es distinta a la otra, porque no es un molde, del mismo modo cada esfera o línea de un cuadro es distinta a la otra, algunas son más gruesas y otras más sutiles”, enfatiza.
La muestra cuenta con obras de gran formato que Toro comenzó a utilizar en Estadios Unidos donde las paredes de los museos son inmensas y pudo desarrollar una acabada técnica para pintar en el suelo, girando sobre la tela para que se haga más pequeña visualmente y observar con mayor facilidad el estado de avance de la obra, tal como lo realizaba uno de sus pintores favoritos, el norteamericano Jackson Pollock, maestro del expresionismo abstracto contemporáneo.
Para Jorge Salomó, gerente de la Corporación Cultural de Viña del Mar “se trata de una exposición distinta, en técnica y en lenguaje porque las obras de Patricio Toro tienen una connotación abstracta, él está permanentemente jugando con la composición, creando efectos desde los no colores como el blanco que es la iluminación y el negro que es la saturación. A partir de ello va presentándonos colores, hay mucho trabajo con rojos, incorpora óxidos -como el de fierro-, que mezcla con acuarelas, técnicas gráficas, óleos sobre papel y sobre tela”.
Sobre la muestra, Salomó añade que “lo importante de esta propuesta es sentirla, es abrirse y pararse frente a la obra crear nuestra propias perspectivas y empezar a jugar con la propia imaginación, con el diálogo personal y con la forma en cómo una ventana visual de composición y de espacialidad se nos abre en las perspectivas sugerentes de Patricio Toro.
El artista nació en Santiago de Chile en 1943 y a los 14 años visitó una exposición del acuarelista chileno Hardy Wistuba “que me impresionó tanto que corrí a mi departamento que estaba a tres cuadras, tomé unos papeles y empecé a pintar una acuarelas, se las llevé de inmediato, incluso estaban un poco húmedas aún, él las miró y me dijo si me gustaría pintar en el cerro San Cristóbal otro día. Por supuesto que fui y me enseñó unos truquitos que hasta el día de hoy los uso”, confiesa Toro.
Actualmente reside en México luego de vivir en Estados Unidos por 37 años. También viaja regularmente a Chile para estar en Concón donde tiene un departamento cerca del mar donde pintó muchos trabajos que expone en esta muestra.
Jorge Toro es un artista interdisciplinario, gestor, productor cultural y comunicador. Desde el año 1984 se ha desarrollado como pintor, diseñador, ilustrador, dibujante de cómic, editor de publicaciones independientes, director de arte, marionetista y músico. En el área de las comunicaciones se ha desempeñado como productor y conductor radial, conferencista en encuentros de arte y seminarios, investigador y ensayista.
Durante su carrera ha impulsado enérgicamente la autogestión, el arte independiente y la creación de avanzada, a la par de promover el trabajo en red de carácter colaborativo con numerosas muestras individuales y colectivas.
La exposición podrá ser visitada por el público general, agrupaciones y establecimientos educacionales de lunes a sábado hasta el 16 de julio, en horario continuo de 10 a 20 horas. Entrada liberada.
