Una muestra integrada por once artistas, quienes a su vez fueron escogidos por once críticos de AICA Chile, presenta una mirada amplia que integra disciplinas como la pintura, escultura, video, fotografía e instalación en la Sala Viña del Mar, calle Arlegui 683.
Cada fin de año, la Asociación de Críticos de Arte Capítulo Chileno, AICA, elige a los creadores que, a juicio de los expertos, destacan por su talento y el aporte innovador de sus propuestas.
Se trata de una oportunidad para conocer el estado del arte local desde las expresiones tradicionales, como la pintura, la escultura, hasta los nuevos lenguajes, pasando por la instalación y el video. De esta forma, las fronteras entre una u otra disciplina son cada vez más difusas y el arte contemporáneo recurre a todos los medios posibles para provocar.
El presidente de AICA en Chile, Pedro Labowitz, destacó el esfuerzo y la oportunidad que representa para el público disfrutar de esta exposición en Viña del Mar, fuera de Santiago, en la que “cada crítico eligió a un artista que presenta una obra y la idea es mostrar creaciones de artistas visuales que tienen un futuro”, en un montaje que cuenta con la curatoría de Ernesto Muñóz.
En esta ocasión, exponen Caterina Di Girólamo, elegida por el crítico Pedro Labowitz; Benjamín Guzmán, por Ernesto Muñoz; Sofía Nercasseau, por Carlos Navarrete; Daniel Errázuriz por Mariluz Ortiz de Rosas; Francisca Ossa por Marisol Richer; Erich Birchmeier, por Jorge Salomó; Johan carlsson por Sandra Santander; Humberto Parada, por Daniel Santelices; Francisca Garriga, por Waldemar Sommer; Francisca Peña, por Cynthia Valdivieso y Giovanna Wilson, por Pedro Zamorano.
En el caso de Caterina Di Girólamo se trata de la tercera generación de la familia de artistas Di Girólamo, hija de Vittorio y nieta de José el recordado muralista. Caterina pinta con colores únicos; rojo, mostaza o azul, papeles gruesos de acuarela, los recorta en dibujos estilizados y sencillos.
La escultura también está presente con las obras en madera de Benjamín Guzmán, con formas elípticas y circulares que conforman un universo de búsquedas innovadoras que renuevan el concepto de escultura.
Una búsqueda desde el color y la no figuración es la propuesta de Sofía Nercasseau, como punto de partida y forma de pensamiento visual, mientras que Daniel Errázuriz investiga las diversas interpretaciones gráficas de fórmulas y teoremas matemáticos a lo largo de la historia, y a la vez, crea nuevas modulaciones y tramas las que sobrepone para encontrar patrones y formas innovadoras.
La naturaleza es el punto de partida de la obra de Francisca Ossa y sus eje son el mar y el cielo, con el fin de unir España como punto de partida de los viajeros que se aventuraron hasta tierras americanas desde fines del siglo XV y la Patagonia y Tierra del Fuego habitada por los Selk’nam.
Erich Birchmeier destaca por su lenguaje dinámico y vital resultado de manchas, trazos, aplicación de espátula y colores luminosos, mientas que para Johan Carlsson el cuerpo es el territorio ambiguo de naturaleza múltiple, en permanente conflicto, desnudo y extendido, como parte de un paisaje desolador.
Los sustratos de una América indígena junto con las nuevas tendencias de las artes visuales imperan en la obra de Humberto Parada, como también el desarrollo actual de la abstracción geométrica están presentes en la tela de Francisca Garriga.
La porteña Francisca Peña invita a compartir sus experiencias e investigaciones en una tela que previamente ha tratado depositándola al interior de la tierra, para que el azar se impregne de sus minerales y, por su lado, Giovanna Wilson presenta una producción video gráfica en blanco y negro, en la que se observa una imagen en movimiento en la que el espectador se enfrenta a dos planos secuencia en que se produce una situación espacio temporal de la percepción fuera de la proyección.
La exposición, organizada por la Corporación Cultural de Viña del Mar, permanecerá hasta el 22 de abril, con entrada liberada de lunes a sábado entre las 10 y las 20 horas.