Vía diario La Región Hoy
Durante el mes de julio, la Corporación Cultural de Viña del Mar estará realizando una serie de conciertos de música clásica en la Sala Viña, ubicada en la calle Arlegui 683, en vista de la programación del periodo de invierno. El próximo se llevará a cabo el sábado 13 de julio, donde se presentará el Coro de Cámara de la Universidad Técnica Federico Santa María a las 18:30 horas. La entrada es gratuita y abierta al público general, con capacidad limitada sujeta a disponibilidad.
Este Coro fue fundado un 4 de Agosto del año 1951 y durante sus más de 7 décadas de vida artística ininterrumpida, ha interpretado un extenso repertorio donde están incluídos los más relevantes períodos de la cultura musical occidental; abarcando piezas desde la Edad Media hasta las vanguardias actuales incluyendo repertorio del siglo XXI.
A lo largo de su extensa trayectoria, el Coro ha ofrecido innumerables conciertos en la quinta región, en diversas ciudades del país y en el extranjero. Ha participado en Festivales y Encuentros corales regionales, nacionales e internacionales, también ha trabajado con orquestas y diferentes formatos instrumentales con el objetivo de ampliar su horizonte estético-musical, por lo que es un privilegio que puedan tocar en una de las galerías de arte más antiguas de la ciudad como es la Sala Viña del Mar.
Dirigido desde el año 2011 por el Maestro Felipe Molina Lavandera, está integrado en su mayoría por estudiantes regulares de las diferentes carreras que ofrece la universidad; conformando un coro de carácter mixto de inestimable valor para la ciudad de Valparaíso y siendo uno de los más antiguos del país.
¿Qué lo inspiró a dedicarse a la dirección coral? ¿Qué fue lo que le atrajo a este medio interpretativo colectivo?
― Uno va creciendo en el mundo de la música, que es mi campo, y va asumiendo diferentes responsabilidades a medida que va comprendiendo o tratando de comprender este mundo musical tan complejo. En lo personal, siento que no me alcanzará la vida para entender todo lo que quisiera.
» Uno toma diferentes desafíos a lo largo del tiempo. Fui coralista desde niño, participando en coros infantiles mientras mi voz lo permitía. Luego, con el crecimiento, participé en coros educacionales y universitarios. A medida que uno va acumulando experiencias, siente la necesidad de compartirlas. No sirve de nada acumular conocimiento si no podemos transmitirlo.
» Dirigir es un acto precioso que permite entregar lo que uno ha aprendido y compartir la suerte de haber vivido ciertas experiencias. La dirección coral es donde mejor me desenvuelvo porque es lo que más conozco: el mundo de la música.
¿Cómo ha cambiado el coro bajo su dirección y cuáles han sido los mayores desafíos que ha enfrentado?
― La música coral sigue creciendo y se sigue componiendo hasta el día de hoy. Al principio de este siglo, no teníamos repertorio del siglo XXI, pero desde hace un tiempo hemos estado trabajando con este nuevo repertorio. Es importante seguir la tradición, ya que el mundo coral es muy antiguo, incluso milenario, pero también es crucial ofrecer a las nuevas generaciones una mirada fresca acorde al mundo en que vivimos.
» La música coral, al igual que el arte, refleja su época. Existen muchos marcos teóricos que revisar y estudiar, pero los tiempos cambian, y las revoluciones político-sociales también afectan al arte. Por ello, es necesario trabajar con una visión de futuro, pero considerando el presente. No podemos olvidar que los eventos globales nos afectan. Estamos inmersos en un caos global, con conflictos como el de Rusia y Ucrania o el de Palestina e Israel, que nos afectan a todos. Las crisis económicas mundiales también impactan a agrupaciones como la nuestra, que trabaja con personas. En el caso del Coro de Cámara de la Universidad Técnica Federico Santa María, la mayoría de los miembros son alumnos. Estos estudiantes se preparan en sus respectivas áreas (principalmente ingeniería) y participar en el coro les proporciona una perspectiva más humanitaria.
» Es beneficioso para todos que el mundo esté bien y en paz. Participar en actividades como la música coral y ofrecer conciertos nos humaniza. Dedicar tiempo a la música coral nos hace pensar que la humanidad no es tan mala después de todo.
¿Quiénes conforman el coro actualmente?
― El Coro está compuesto aproximadamente en un 70% por alumnos de pregrado de la universidad, desde estudiantes de primer año hasta aquellos que están finalizando sus tesis. No obstante, también cuenta con un porcentaje significativo de alumnos de posgrado y ex-alumnos que, después de terminar sus carreras, continúan trabajando en la zona y siguen formando parte del coro.
» Además, hay profesores que también son miembros del coro. Muchos de ellos fueron alumnos hace años y ahora trabajan en la universidad como académicos, manteniendo su participación en el coro. Este Coro, como diría un sansano, es una verdadera familia universitaria.
¿Cómo ve el papel del coro en la educación musical de sus integrantes y en la comunidad universitaria en general?
― Para mí, es una experiencia gratificante poder transmitir los conocimientos adquiridos a lo largo de los años a los alumnos, sensibilizándolos en el mundo del arte, y específicamente, en la música. La universidad es fundamental en este proceso. Los alumnos estudian carreras que, desde fuera, parecen muy exigentes, como ingenierías muy específicas. Por ejemplo, la última ingeniería incorporada fue en física, una carrera muy reciente.
» Es crucial que los estudiantes sean los mejores en sus campos, pero la vida es integral. Necesitan canalizar su formación con otras actividades, como el deporte o la cultura, que desarrollan otras virtudes. Todos tenemos muchos talentos, y es abrumador cuando se nos dice: “Tienes que estudiar esto que será tu futuro”. Es una decisión difícil, especialmente para quienes tienen múltiples intereses. Algunos alumnos estudian dos o tres carreras buscando su verdadero camino. Cuantos más talentos tiene una persona, más difícil es la decisión.
» La música ofrece una perspectiva única, como la relación entre la música y las matemáticas, que es fundamental y se vive en cada ensayo. Los ensayos son esenciales; los conciertos son, por decirlo de alguna forma, la guinda del pastel. Lo más interesante es el proceso que culmina en el concierto. El aprendizaje diario en cada ensayo, cada obra, cada compás, nos enseña diferentes aspectos intangibles.
» La lucha del arte por recursos es constante. ¿Pero cuánto vale un compás? No tiene precio. Lo aprendido en un ensayo no tiene valor monetario. Aunque las cifras son importantes, quienes nos dedicamos a esto encontramos la riqueza y el valor en otras cosas.
¿Qué tipo de repertorio podemos esperar en el concierto del 13 de julio?
― Será un concierto muy atractivo para el público debido a la gran variedad del repertorio. Tendremos piezas religiosas o sacras, y también incluirá música popular, como gospel y otras con ritmos atractivos. Además, interpretaremos música chilena, argentina y japonesa (aunque en latín), y obras del gran compositor noruego Ola Gjeilo, además de nuestra versión de “Bohemian Rhapsody”. El repertorio es muy variado dentro del formato coral, con voces cantando, pero lo que hace especial este concierto es la diversidad de las piezas, mostrando todo lo que puede hacer un coro.
» El objetivo es que el público encuentre algo que les guste. Habrá piezas acompañadas por piano y, en el caso de “Bohemian Rhapsody”, también guitarra eléctrica. Estamos seguros de que muchas de las piezas serán del agrado del público, ya que hemos preparado algo para todos los gustos.
¿Qué mensaje les gustaría transmitir a la audiencia que asistirá al concierto del 13 de julio?
― Nos encantaría contar con su presencia en este concierto, que promete ser un momento precioso para el espíritu. Escuchar a jóvenes interpretar música con sus voces, un instrumento que todos llevamos y no requiere de compra, es una experiencia invaluable. Estoy seguro de que quienes nos acompañen se enriquecerán espiritualmente.
» En ocasiones, se suele pensar que la juventud está perdida o descarriada, pero también tienen mucho que ofrecer, cada generación aporta en distintos ámbitos y la música es nuestra contribución. Es maravilloso ver a jóvenes dedicando su tiempo a la música coral, algo que no tiene precio y que, a menudo, sorprende gratamente a quienes nos escuchan.
» El concierto del 13 de julio se llevará a cabo en un espacio maravilloso y muy íntimo en el corazón de Viña del Mar, una primera vez para nosotros en este lugar. Agradezco especialmente a la Corporación Cultural de Viña y a Cristián Hormazábal por hacer posible esta oportunidad de compartir nuestra música con la comunidad.
» La juventud siempre será el motor del futuro, son las generaciones que quedarán cuando nosotros nos retiremos. Es nuestro deber prepararlos y brindarles las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos que les esperan. El deporte, las artes y otras actividades que enriquecen el espíritu son esenciales para todos, jóvenes y mayores por igual.
» En un mundo a menudo caótico, donde a veces predominan las noticias negativas, es importante celebrar los momentos hermosos como este concierto. Invito a todos a disfrutar de esta experiencia que nos une y nos humaniza, donde la música y el arte nos conectan de manera especial.
» Esperamos que este evento sea un recordatorio de que, a pesar de todo, hay mucho bien y belleza en el mundo. ¡Nos vemos el 13 de julio!